Chau tío Luca.
- Marco RC
- Dec 26, 2017
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Te fuiste el viernes y por distintos motivos no pude despedirme. Las fiestas, fin de año, balances y demás cosas. Así que te pido disculpas y te saludo 4 días más tarde. 30 años y 4 días más tarde.

No te conocí. Sin embargo siento que te conozco de otra vida. A veces me gusta creer que como a los dos nos cortaron la “s” del final de nuestro nombre para recordarnos nuestro origen Italiano (vos de nacimiento, yo 3ra generación), estamos conectados de alguna forma.
Te recuerdo como si fueses un tío lejano al que conozco a través de las anécdotas que me cuentan sobre vos. Te tengo como un rebelde de pibe. Pero no por el simple hecho de ser un bardero. Sino porque creciste en un entorno del cual estabas completamente en contra. Te criaste rodeado de la élite social que te repugnaba, yendo al colegio con el príncipe Carlos de Inglaterra (Con el cual me llego el rumor de que te agarraste a las piñas. Quiero felicitarte por eso). Y como no podías darles el gusto de verte recibido del Gordonstoun School, un año antes de terminar tus estudios decidiste escapar a la verdadera universidad de la vida: el mundo. Te fuiste a recorrer el viejo continente a pie cual Che Guevara en La Poderosa por Latinoamérica, mientras la Interpol se dedicaba a buscarte. Después de un año te encontraron en tu Roma natal, tal vez para cerrar un círculo.

Decidiste dedicarte a la música influenciado por la psicodelia de la inglaterra setentosa a cargo de Syd Barret con Pink Floyd o Peter Hammill con Van der Graff Generator. También líricamente te inspiraron músicos del calibre de Bob Dylan, Jim Morrison, John Lennon y David Bowie, por citar a algunos, a quienes seguro viste en vivo. Haciendo este repaso uno entiende todo lo que hiciste después.
Habiendo masticado todo esa música, escribiste algunas canciones que verían la luz recién dentro de 10 años. En aquel momento estabas muy ocupado sumergiéndote en el vicio de la heroína, al igual que miles de jóvenes entusiastas que por refugiarse de algún fantasma decidieron seguir ese camino. Vos decidiste escapar de esos fantasmas y para eso conectaste con el mundo que antes te protegía. Te comunicaste con tu viejo compañero de aventuras en el secundario: El cordobés Timmy McKern, quien te decía que vayas a vivir con él a las sierras de Córdoba, que te daba una mano hasta que te recuperes.
Una vez ahí, junto con el cuñado de Timmy, German Daffunchio y su vecino Alejandro Sokol, formaste lo que más tarde sería la banda más influyente del rock local: Sumo.
Durante los primeros años de los 80 vendiste un departamento en Londres para comprar equipos y trajiste a una amiga tuya, Stephanie Nutall, para que ocupase el lugar en la batería. Apostaste todo lo que tenías por lo que sentiste era lo correcto.

Con el tiempo te fuiste haciendo escuchar cantando en inglés en un país en el que estaba prohibido. Se fueron con la banda a vivir a Hurlingam para estar más cerca de donde pasaban las cosas en Buenos Aires. Así fue como se terminó formando Sumo con Diego Arnedo, Ricardo Mollo y Roberto Pettinato.

Fueron una Banda que hasta en su mejor momento, pudiendo llenar un estadio Obras o un estadio Chateau Carreras, seguían tocando en Cemento o en la cancha de Los Andes para 100 personas. Y así como si nada, justo cuando se estaba por cumplir realidad el sueño de muchos y poder ver a Sumo y a Los Redondos juntos por primera vez en Cemento, te fuiste un 22 de diciembre con una sonrisa en la cara después de haber mandado a cagar a todos con tu característico “Fuck you”.

No te conocí, pero sin embargo me enseñaste que el rock no es cantar sobre mariposas, que los viejos vinagres pueden no tener 80 años y que en la vida no es cuestión de ser un rebelde porque sí, solo hay que estar algo disconforme con lo establecido si te parece injusto y hacerse escuchar.
Chau tío Luca. Fuck You.
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